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CAPÍTULO 17

Capítulo 16
Traducido por Leidy

La gente se movía.  No los veía, pero podía oír sus pies golpeando en el azulejo, sus voces bajas. Alguien rondaba cerca de la cama. Su respiración era uniforme y constante, adormecedora. Olí  el aroma de hojas quemadas y sal marina.


Una puerta se abrió, y la persona al lado de mi cama cambió. Se desvaneció después de eso aquella bruma agradable. Cuando finalmente abrí mi ojos, se sentían como si me hubieran cosido un cierre en ellos, y me tomó un par de intentos conseguir que mi visión mejorara, las paredes blancas que me  rodeaban eran simples y me aburrían. Reconocí la habitación. No había ventanas, así que no sabía si era de noche o de día. Habían recuerdos débiles de Linard y el dolor, y luego un destello de luz y una sensación de caída. Después de eso, las cosas eran confusas. Me acordé de un olor a humedad y había más, pero yo parecía estar al margen de mis recuerdos.


Tenía la boca tan seca como la tela, mis extremidades parecían  de madera. Un dolor sordo latía en mi esternón.  Respiré hondo e  hice una mueca.

“¿Alex?” Hubo un movimiento en el otro lado de mi cama, y luego  Aiden salto a  la vista. Sombras oscuras florecían bajo sus ojos. Su pelo era un desastre, le caía en todas las direcciones. Se sentó en la cama, cuidando de no moverme.


 “Dioses Alex, yo…nunca pensé…”


Fruncí el ceño y me incline para tomar su mano, pero el movimiento tiró de mi estómago. Tenía la piel estirada, lo que provocó un fuerte escozor. Di un grito ahogado.


“Alex, no te muevas demasiado.”


Aiden puso su mano sobre la mía. “Te remendó, pero tienes que tomártelo con calma”.


Miré a Aiden, y cuando hablé, mi garganta se sintió seca. “Linard me apuñaló, ¿no es así? ¿Con una maldita daga de Titán?”


Los ojos de Aiden brillaron con un oscuro gris atronador. Asintió con la cabeza.


“Rata bastarda”, dije con voz ronca.


Su labio tembló con lo que dije. “Alex, yo… Lo siento mucho. Esto no debería haber sucedido. Yo estaba allí para asegurarme de que estuvieras segura y…”


“Para. Esto no fue culpa tuya. Y obviamente estoy bien, en parte. Sólo no esperaba a Linard… a Romvi, sí. ¿Pero a Linard?” Empecé a moverme, pero Aiden se movió más rápido, empujando suavemente mis hombros hacia abajo.


“¿Qué? Puedo sentarme.”


“Alex, tienes que permanecer inmóvil.” Exasperado, negó con la cabeza. “Toma, bebe esto.” Tenía una taza delante de mi cara.


Tomé el pitillo, mirándolo por encima del borde de la copa. El agua con sabor a menta sí que sabía absolutamente deliciosa, y aliviaba el dolor de mi garganta.


Aiden me miró, bebiéndome como si nunca hubiera esperado  verme de nuevo. Una imagen de como se inclinaba sobre mí, herido y suplicante, pasó por mí cabeza. Una serie de emociones se enfrentaban en su rostro ahora: diversión, cansancio, pero en mayor parte, el alivio.


Alejo  la copa de mí.


“Con calma”.


Aparté las mantas hacia abajo, sorprendida al ver que  llevaba una camisa limpia y la sudadera gris que el Covenant por lo general entregaba. Haciendo caso omiso de la punzada de dolor, detuvo el dobladillo de mi camisa. “Oh mierda.”


“No es tan malo…”


Mis manos temblaban. “¿En serio? Porque creo que esto haría que James Bond se sintiera orgulloso.” La línea roja del corte era de dos pulgadas de largo y por lo menos una pulgada de ancho. La piel alrededor de la marca era de color rosa y arrugada. “Linard trató de destriparme.”


Aiden tomó mis manos y las alejó de mi camisa. Luego tiró de ella hacia abajo y puso las mantas a mí alrededor cuidadosamente. Nunca dejaba de sorprenderme lo… cuidadoso y gentil que Aiden era conmigo. Me hacía sentir femenina, pequeña y acariciada. Protegida. Cuidada.


Para alguien como yo, que nació y fue  entrenada para luchar, ese suave trato me deshacía.

Un músculo se  flexiono en su mandíbula. “Sí que lo intentó”.


Miré a Aiden, casi con temor. “Soy como un gato. Juro que tengo nueve vidas”.


“Alex”. Levantó la vista, encontrando mi mirada. “Has utilizado todas esas vidas y algunas más…”.


“Bueno…” El olor húmedo regresó.


Aiden ahuecó mi mejilla, y él calor irradió de mí. Su pulgar acarició mi mandíbula.


 “Alex, tú…moriste. Moriste en mis brazos”.


Abrí mi boca, pero la cerré. La luz brillante y la sensación de caer no habían sido un sueño extraño y había más… Lo sabía.


Su mano temblaba contra mi mejilla.


“El sangrado empezó tan rápidamente. No hubo suficiente tiempo”.


“Yo…  no lo entiendo. Si morí, entonces, ¿cómo estoy aquí? “


Aiden miró hacia la puerta cerrada y exhaló lentamente. “Bueno, aquí es donde las cosas se ponen extrañas, Alex”.


Tragué saliva. “¿Qué tan extrañas?”


Apareció una breve sonrisa. “Hubo un destello de luz…”


“Lo recuerdo.”


“¿Te acuerdas de algo después de eso?”


“Recuerdo la caída y…” Hice una mueca. “No puedo recordarlo”.


“Está bien. Tal vez debes descansar un poco. Podemos hablar de esto más tarde”.


“No,  Quiero saberlo ahora.” Conocía esa mirada. “Vamos, esto suena como que va a ser interesante”.


Aiden se echó a reír, dejando caer su mano. “Honestamente, no lo habría creído si no lo hubiera visto.”


Empecé a rodar de lado, pero recordé lo de no moverme. Permanecer quieta iba a ser un desafío. “La curiosidad me está matando.”


Se acercó más, su cadera rozo mi muslo. “Después del rayo de luz,  León estaba  agazapado sobre nosotros. Al principio, pensé que acababa de entrar a la habitación, pero él no se veía bien. Alargó su mano hacia ti, y pensé que iba a revisar tu pulso, pero te puso la mano en el pecho”.


Levante mis cejas. “¿Dejaste que Leon tocara un poquito?”


Aiden me  miró como si quisiera reírse de nuevo, pero negó con la cabeza. “No, Alex. Él dijo que tu alma estaba todavía en tu cuerpo”.


“Uh”.


“Sí,” respondió. “Luego me dijo que tenía que llevarte al hospital y asegurarme de que los médicos comenzaran la cirugía para detener la hemorragia, que no era demasiado tarde. No lo entendí porque tú… estabas muerta, pero luego vi sus ojos”.


“Sus ojos eran del todo blancos,” susurré, recordando un breve vistazo de ellos.


“Leon es un dios.” Miré a Aiden, incapaz de dar cualquier respuesta a eso. Mi cerebro prácticamente se había apagado con ese pequeño pedazo de información.


“Lo sé.” Se inclinó sobre mí, alisando el pelo hacia atrás con su gran mano. “Todo el mundo tenía más o menos la misma expresión cuando te traje aquí. Marcus había llegado entonces… y los médicos estaban tratando de conseguir que me fuera. Algunos estaban cerrando la herida. Otros estaban allí de pie. Fue un caos. Debes haberte…  ido un par de minutos, el tiempo que me llevó  conseguir ir desde el dormitorio hasta el hospital y el condenado León sólo apareció en medio de la habitación. Todo el mundo se quedó helado. Se acercó a ti, puso su mano sobre ti otra vez, y dijo ‘respira’ “.


Respira, Alexandria. Respira.


“Y respiraste”, dijo Aiden, con voz ronca mientras acunaba mi mejilla. “Abriste los ojos y susurraste algo antes de quedarte inconsciente. “


Yo todavía estaba atrapada en toda la parte del dios.


“¿Leon es un… dios?” Él asintió con la cabeza.


“Bueno”, dije lentamente, “santos  daimons”.


Aiden se rió, realmente se rió. Era profunda y rica, llena de alivio.


 “Tú… tú no tienes ni idea…” Evitó mis ojos, pasando una mano por su pelo. “No importa”.


“¿Qué?”


Su mandíbula se tensó, y negó con la cabeza.


Extendí mi mano y en el momento en que la toco, entrelazó sus dedos con los míos y me miró. “Estoy bien “, le susurré.


Aiden me miró fijamente durante lo que pareció una eternidad.


“Pensé que te habías ido… te fuiste, Alex. Habías muerto, y yo estaba… estaba sosteniéndote y no había nada que pudiera hacer. No había sentido un dolor así.” Su respiración se detuvo. “Desde que perdí a  mis padres, Alex. No quiero volver a sentir eso de nuevo… no contigo”.


Las lágrimas llenaron mis ojos. No sabía qué decirle. Mi mente seguía aturdida por todo… mi cerebro estaba sobrecargado. Y él estaba sosteniendo mi mano, lo que no era el evento más impactante del día de ninguna manera pero me afectó igual. Había muerto. Y un dios que fue al parecer un Centinela  aquí  me trajo de vuelta, y todas esas cosas. Pero era la forma en la que Aiden me miraba, como si nunca hubiese esperado hablar conmigo de nuevo, ver mi sonrisa, ni escuchar mi voz. Parecía un hombre que había estado al borde de la desesperación y lo habían alejado en el último segundo, pero todavía  sentía todas esas emociones terribles, todavía no podía creer que no había perdido algo… que yo todavía estaba aquí.


Entonces me di cuenta de algo tan importante, tan poderoso.


Aiden podía decirme que no sentía lo mismo que yo. Él podría luchar contra lo que había entre nosotros día y noche. Podría solo mentir de aquí en adelante. No importaba.


Yo siempre, siempre sabría la verdad.


Incluso si el espacio nos separaba o docenas de normas eran impuestas para mantenernos separados, y aunque nunca pudiéramos estar juntos, siempre lo sabría.


Y dioses, lo amaba, lo amaba tanto. Nunca cambiaría. Había tantas cosas que yo no estaba segura, especialmente en este momento, pero eso sí lo sabía. Antes de que pudiera detenerla, una  lágrima escapó, corriendo por mi mejilla. Cerré los ojos.


Él aspiró otra bocanada de aire, ésta mucho más nítida, más rota. La cama se hundió cuando se movió, y su mano se deslizó entre mi pelo, donde sus dedos se cerraron alrededor de los mechones. Sus labios eran cálidos y suaves contra mi mejilla, besando la lágrima hasta quitarla.


Me quedé muy quieta, temerosa de que cualquier movimiento lo alejara. Era como una especie de criatura salvaje a punto explotar.


Cuando habló, su aliento bailaba sobre mis labios, enviando escalofríos a lo largo de mí.


“No puedo sentirme así otra vez. Simplemente no puedo”. Estaba tan cerca, sosteniendo mi  mano con fuerza mientras deslizaba la otra fuera de mi pelo y trazaba una línea invisible sobre mi cara.


“¿Estás bien?”, me dijo. “Porque no puedo perder…”, se interrumpió, mirando hacia la puerta. El sonido de unos pasos se acercaba. Sus labios se apretaron en una línea dura mientras se volvía hacia mí. Dejó caer mi mano y se enderezó. “Hablaremos más tarde.”


Me senté allí sin decir nada, con mi corazón agitándose espasmódicamente, y dije lo más elocuente que se me ocurrió. “Está bien.”


La puerta se abrió, y Marcus entro. Su camisa estaba medio salida y sus pantalones, normalmente perfectos, estaban llenos de arrugas. Como Aiden, él parecía un desastre, pero aliviado. Se detuvo al lado de mi cama, exhalando con fuerza.


Me aclaré la garganta. “Estas lleno de arrugas”.


“Estás viva.”


Aiden se puso de pie. “Cierto. Sólo estaba informándola de todo”.


“Bien. Eso es bueno.” Marcus se dirigió a mí. “¿Cómo te sientes, Alexandria?”


“Bueno, supongo que, después de morir y todo eso.” Me moví, incomoda con su atención.

“¿Así que esta cosa de que León es un dios? No sabía que algún dios se llamara León. ¿Es acaso el dios hijastro de algún pelirrojo del que nadie reclamó?”


Aiden se retiró a un rincón del cuarto, a una distancia mucho más apropiada para un pura sangre. Inmediatamente  extrañé su cercanía, pero mantuvo sus ojos en mí. Era como si tuviera miedo de que desapareciera.


“Eso se debe a que Leon no es su verdadero nombre,”, dijo.


“¿No lo es?”


Marcus se sentó en el lugar de Aiden. Extendió la mano, pero se detuvo y la bajó hacia su regazo. “¿Quieres un poco de agua?”


“Hmm, claro.” Un poco extrañada, miré como llenaba mi taza y la sostenía para que yo pudiera beber. El extraterrestre dentro de mi tío obviamente lo tenía controlado. Pronto, se abriría camino fuera de su estómago  y bailaría tap sobre mi cama.


Aiden se apoyó contra la pared. “Leon es Apolo[1]”.


Me atraganté con el agua. Tosiendo, me agarré el estómago con una mano y la frente con la otra.


“Alexandria, ¿estás bien?” Marcus puso la taza sobre la mesa y miró por encima de su hombro a Aiden, que ya estaba junto a la cama. “Ve a buscar uno de los médicos”.


“¡No!” dije con los ojos llorosos, sin aire. “Estoy bien. El agua simplemente se fue por el conducto equivocado”.


“¿Estás segura?” dijo Aiden, viéndose desgarrado entre querer arrastrar a un médico hasta aquí y confiar en mi palabra.


Asentí con la cabeza. “Sí, sólo fue que eso me sorprendió. Quiero decir, wow. ¿Están seguros? ¿Apolo?”


Marcus me observaba con atención. “Sí. Él es definitivamente Apolo”.


“Dios m…” No había suficientes palabras en el mundo para hacerle justicia. “¿Explicó algo?”

“No.” Marcus metió la manta suelta a mí alrededor. “Después de que te trajo de nuevo, dijo que tenía que irse y que volvería”.


“Como que se desapareció de la habitación.” Aiden se frotó los ojos. “No lo hemos visto desde entonces. “


“Y eso fue ayer”, Marcus añadió.


“¿Así que he estado durmiendo durante todo un día?” Mi mirada fue a los dos.


“¿Alguno de ustedes ha dormido algo en todo este tiempo?”


Aiden miró hacia otro lado, pero Marcus  respondió. “Muchas cosas han pasado, Alex.”


“Pero ustedes…”


“No te preocupes por nosotros,” Marcus interrumpió. “Estaremos bien.”


Era más fácil decir que no me iba a preocupar por ellos que cumplirlo. Ambos se veían terriblemente.


 “¿Linard está… muerto?”


“Sí”, dijo Marcus. “Estaba trabajando con… la Orden”.


Le eché un vistazo a Aiden, ahora recordando el crujido repugnante que había escuchado. Si esperaba encontrar algo de remordimiento en su firme mirada, no lo encontré. En realidad, la expresión de su cara decía que lo haría de nuevo.


“¿Y Telly?”


“Nunca aterrizó en New York. Ahora mismo no tenemos idea de dónde está. El Instructor Romvi también ha desaparecido”.


Marcus dejó caer las manos en su regazo de nuevo. “He hecho algunas llamadas y tengo unos pocos Centinelas de confianza en busca de Telly en este momento”.


“¿De confianza como Linard?” Tan pronto como esas palabras salieron de mi boca, deseé no haberlas dicho. Mis mejillas comenzaron a arder. “Yo… lo siento. Eso no estuvo bien. No lo sabías.”


Los ojos verdes de Marcus brillaron. “Tienes razón. No lo sabía. Había un montón de cosas de las  que no tenía conocimiento. Como la verdadera razón por la que Telly dejó New York y el hecho de que ya has estado recibiendo las marcas del Apollyon”.


Oh, no. No me atreví a mirar a Aiden.


“No fue hasta hace un par de noches cuando fui consciente de que la Orden de Tánatos podría estar involucrada”, Marcus continuo, con los hombros rígidos. “Si hubiera conocido la verdad antes, esto podría haber sido impedido”.


Me retorcí tanto como pude. “Lo sé, pero si te hubieras  involucrado en lo que sucedió en New York, entonces estarías en riesgo”.


“Eso no importa. Necesito saber cuándo este tipo de cosas sucedan. Soy tu tío, Alexandria, y cuando matas a un pura sangre…”


“Ella lo hizo por defensa propia,” dijo Aiden.


 “Y usaste la compulsión en dos puros para protegerla.” Dijo Marcus mirando por encima del hombro a Aiden. “Lo entiendo, pero eso no cambia el hecho de que necesitaba saberlo. Todo esto creó la tormenta perfecta para que algo como esto pasara”.


“¿Tú no estás… enojado con Aiden? ¿No vas a entregarlo?”


“A veces dudo de sus habilidades de pensamiento crítico, pero entiendo por qué lo hizo.” Marcus suspiró.  “La ley exige que lo haga, Alexandria. Incluso se exige que te entregue, y al no hacerlo, me enfrentaré a cargos de traición. Así como Aiden se enfrentará también a cargos de traición si alguien descubre lo que hizo”.


Traición era  igual a la muerte para ellos. Tragué saliva. “Lo siento. Siento haber arrastrado a todos ustedes en esto”.


Aiden dijo suavemente. “Alex, no te disculpes.  Esto no es tu culpa”.


“No lo es. No puedes hacer evitar… lo que eres. “Los labios de Marcus se curvaron en una media sonrisa. “No estoy de acuerdo con gran parte de las decisiones que has tomado o con el hecho de que ambos me han mantenido ocultas muchas cosas importantes, pero no puedo culpar a Aiden por hacer lo que yo hubiese hecho en la misma situación. Soy tu tío, Alexandria, y puedo ser duro contigo, pero eso no quiere decir que no me importe lo que te pase”.


Aturdida en silencio, me quedé mirándolo. ¿Había malinterpretado totalmente todo lo relacionado con este hombre? Porque en serio habría apostado mi vida a que no me soportaba. Pero sólo había sido su versión de… ¿amor duro? Parpadeando para contener las lágrimas, de repente quise abrazarlo. La mirada en el rostro de Marcus me dijo que probablemente no se sentiría cómodo con eso.


Okay. Definitivamente no estábamos en términos de abrazarnos todavía, pero esto… esto era bueno. Me aclaré la garganta. “Así que… wow. Leon es Apolo”.


Aiden sonrió.


Devolviéndole la sonrisa, de repente entre en pánico y me tomó un segundo para darme cuenta del por qué. “Oh, mi dios.” Empecé a sentarme, pero Marcus me detuvo.  “Tengo que llamar a Seth. Si el sospecha algo se debe estar volviendo loco, ni siquiera se imaginan”.


La sonrisa de Aiden se desvaneció. “Si lo hubiese sabido… sentido a través de su enlace ya estaría loco. Aun no lo sabe”.


Tenía un punto, pero todavía tenía que hablar con él.


“Creemos que lo mejor es que no le digas, no hasta que esté aquí con nosotros ” Dijo Marcus. “En este momento, no podemos permitirnos que se ponga como loco. Te llamo anoche. Aiden le dijo que estabas durmiendo”.


Aiden puso los ojos en blanco. “Después de que se quejara de por que  yoestaba contestando el teléfono que él te dio, colgó. Parece que no sabía nada porque no podía sentirte.”


Sonaba como Seth. Aliviada, me acosté. “¿Sin embargo, alguien puede darme mi teléfono? Si no sabe de mí, va a sospechar algo y golpeara a alguien.”


“Eso se puede arreglar.”


“Entiendo”, dijo Aiden, suspirando.


“Bien. Y mientras que  vas entendiendo, ¿por qué no vas a  tomar una ducha y descansas un poco? No has dormido desde ayer  en la mañana “, dijo Marcus. “Los Guardias de Lucían están afuera de la puerta. Nadie va a conseguir llegar más allá de ellos”.


La única razón por la que confiaba en los Guardias de Lucian era por el hecho de que sólo había una persona que quería que despertara mucho más que Seth, y ese era Lucian. “¿Lucían sabe lo que pasó?”


Marcus se levantó. “Sí, pero estuvo de acuerdo con que sería prudente mantener a Seth en la oscuridad por un tiempo”.


“¿Y confías en Lucian?”


“Confío en que él entiende que no se puede permitir ningún acto de represalias por parte de Seth. Aparte de eso, no particularmente, pero tenía que saber lo de Telly. Tiene algunos de sus Guardias en busca del Ministro Jefe”, hizo una pausa, y se pasó una mano por el lado de su cara. “No te preocupes por ese tipo de cosas en este momento. Descansa. Volveré más tarde. “


Todavía había un montón de preguntas, como ¿cómo eran los Centinelas en los que Marcus confiaba? Y ¿cómo diablos íbamos a ocultarle un secreto como este a Seth? Pero estaba cansada y me di cuenta de que ellos dos también.


Aiden se quedó después de Marcus se fue. Vino al lado de la cama, con su mirada plateada flotando sobre mí.


“¿No has dejado esta habitación? “, le pregunté.


En lugar de responder, se inclinó y puso sus labios contra mi frente.


 “Voy a volver pronto “, prometió. “Sólo trata de descansar y no salir de la cama hasta que alguien esté contigo”.


“Pero no estoy cansada, no realmente.”


Aiden se río suavemente mientras se ponía de espaldas. “Alex, sé que puedes sentirte bien, pero has  perdido mucha sangre y  acabas de tener una cirugía”.


Y me había muerto, pero pensé que no había sentido en que agregara eso.  No quería que Aiden se preocupara más de lo ya lo hacía, especialmente cuando se veía tan agotado. “Muy bien.”


Se apartó de la cama y se detuvo en la puerta. Mirándome, sonrió.


 “No tardaré mucho.”


Me acomodé de lado con cuidado. “No iré a ninguna parte”.

“Lo sé. Yo tampoco”. 


[1]Apolo –dios griego del sol hijo de Zeus que suele aparecer como pastor. Es capaz de causar una muerte letal y dulce.

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