Covenant #3: Deity, de Jennifer Armentrout. CAPÍTULO 18 en español.
</div>
CAPÍTULO 18
Capítulo 17
Traducido por Blair
“Um, ¿quieres que te llame después? ¿Cuándo no estés desnudo?”

Dormí más de lo que esperaba. Cuando me desperté, la habitación estaba vacía y mi teléfono celular había sido colocado en la mesilla de noche. Tenía la esperanza de que Aiden estuviera descansando un poco, y de que Marcus también. Me senté, haciendo una mueca cuando el movimiento tiró de la piel de los puntos de sutura.
Curiosa, inspeccioné la cicatriz de nuevo. Los mestizos eran notoriamente rápidos en sanar y las dagas del Covenant estaban diseñadas para cortar limpiamente, pero tenía que tener algún daño interno. ¿Había alguna manera de que Apolo me hubiese arreglado un poco más? Porque dudaba de que los médicos pudieran revertir este tipo de daños. Aparte de la sensación de letargo, me sentía… bien. Pero al mirar alrededor de la habitación, algo se asomó en lo más recóndito de mis recuerdos. Se me olvidaba algo: algo muy importante. Estaba en la punta de mi lengua al igual que cuando había estado bajo la compulsión. No obstante, esto era diferente. Era como despertar y no ser capaz de recordar un sueño.
Suspirando, extendí la mano y tomé el teléfono celular. Sólo había una llamada perdida de ‘conejito arrunchador’. Me acosté, y le devolví la llamada.
Seth contestó al segundo timbrazo.
“Así que, ¿estás viva?”
Mi corazón se volcó.
“Sí, ¿por qué no iba a estarlo?”
“Bueno, no he hablado contigo durante casi dos días,” hizo una pausa. “¿Qué has estado haciendo?”
“He estado durmiendo, sin hacer mucho.”
“¿Durmiendo por dos días seguidos?”
Toqué mi cicatriz y me estremecí.
“Sí, eso es todo.”
“Interesante…” Hubo un sonido sordo, como si algo se hubiera detenido por teléfono. “¿Has estado durmiendo, pero Aiden tenía el teléfono?”
Mierda.
“Él ha sido mi niñera. No sé por qué contestó el teléfono cuando llamaste.” Hubo otro sonido apagado, y luego Seth gruñó. “¿Qué estás haciendo?”
“Poniéndome mi pantalón y es difícil hacerlo cuando estas sosteniendo un teléfono.”
“Um, ¿quieres que te llame después? ¿Cuándo no estés desnudo?”
Seth se rió. “No estoy desnudo ahora. De todos modos, tal vez tengamos algún extraño malestar de Apollyon. He estado agotado por dos días, pero me siento bien ahora.”
Así que él había sentido algo. Me mordí el labio. “¿Puedo hacerte una pregunta?”
“Dispara”.
“Dijiste que cuando me despertara conocería lo que los Apollyons sabían en el pasado, ¿cierto?”
Hubo una pausa. “Sí, eso dije”.
La inquietud torció mis entrañas.
“Entonces, ¿cómo es que no sabes acerca de que la Orden de Tánatos había matado a Solaris y al Primero? ¿No viste lo que ellos vieron?”
“¿Por qué lo preguntas?”, preguntó Seth.
Tomé una respiración profunda. “Porque no tiene sentido, Seth. Deberías saberlo. ¿Y cómo es que no sabes que un mestizo y un puro pueden hacer un Apollyon? ¿Ninguno de los Apollyons en el pasado había imaginado alguna vez eso?”
“¿Por qué preguntas acerca de esto…?” Una risa distintiva, muy femenina cortó sus palabras. Cuando Seth habló de nuevo, sonó muy lejano y se oyó algo horrible muy parecido a “compórtate”.
Me senté, aspirando el aire bruscamente mientras mi estómago gritaba en protesta. “¿Con quién estás, Seth?”
“¿Por qué? ¿Estás celosa?”
“Seth”.
“Espera un segundo”, respondió él, y luego se oyó el ruido de una puerta al cerrarse. “Maldita sea, hace frío aquí afuera.”
“Mejor ten cuidado. No quiero que algo se congele y se caiga.”
Él se echó a reír. “Oh, eso fue malicioso. Yo creo que estás celosa.”
¿Estaba celosa de que él obviamente había estado desnudo con una chica? ¿Debería estarlo? Pero no estaba celosa, más bien molesta. Molesta porque había sido apuñalada y estuve unos instantes muerta mientras que Seth estaba allá jodiendo con chicas.
¿Y cómo podría estar celosa? Yo estaba enamorada de otro chico. Realmente no tenía espacio para hablar. Pero no había estado desnuda con él, no en varios meses largos.
No desde que decidí ver lo que podría suceder con Seth.
Dioses, estaba tan confundida y no tenía idea de lo que estaba pasando y por qué estaba sucediendo ahora.
“No estoy haciendo nada malo,” Seth dijo después de un tramo de silencio.
“Yo no he dicho que lo estés haciendo. Espera. Estás con Boobs[1], ¿verdad?”
“¿De verdad quieres saber, Alex?”
No cuando lo pones así. Mordí mi labio, sin saber qué decir. De repente oí la voz de Caleb en mi cabeza. Hay esperanza. Raro.
“Nunca dijimos que estábamos en una relación y, además, lo que sea. Tú estás allá. Yo aquí. Y en una semana o así, voy a estar de vuelta. Y nada de esto va a importar”.
Parpadeé. “¿Realmente, es ‘lo que sea’?”
Seth suspiró. “Sabía que él estaría a tu lado en el momento en que me fuera, haciendo su molesta cosa melancólica, tratando de encontrar una manera de estar contigo. ¿Y él contesta tu teléfono mientras estás durmiendo? Sí, es ‘lo que sea’ “.
Mi boca se cayó abierta.
“Eso definitivamente no está pasando aquí”.
“Mira, no tiene importancia. Me tengo que ir. Voy a hablar contigo más tarde.” Luego colgó.
Me quedé mirando el teléfono durante varios minutos, un poco sorprendida y perturbada. ¿Él me había dado permiso para hacer “lo que sea” con Aiden porque él estaba haciendo “lo que sea” con Boobs? Dioses, ¿había muerto y regresado a un universo alternativo?
La puerta se abrió entonces, y Aiden entró.
Poniendo el teléfono a un lado, estuve feliz de ver que parecía un poco más refrescado. Su cabello rizado estaba húmedo alrededor de sus sienes y las sombras bajo sus ojos habían disminuido.
“Hey, estás despierta.” Se sentó a mi lado y la cama nos movió más cerca.
“¿Cómo te sientes?”
Me incliné lejos de él.
“Asquerosa”.
Aiden frunció el ceño. “¿Asquerosa?”
“No me he lavado los dientes o lavado la cara en días. No te acerques a mí”.
Él se echó a reír. “Alex, vamos.”
“En serio, estoy asquerosa.” Puse mi mano sobre mi boca.
Haciendo caso omiso de mis protestas, se inclinó sobre mí y rozó mi cabello grasiento. “Estás tan hermosa como siempre, Alex.”
Me quedé mirándolo. No debe salir mucho. Aiden arqueó una ceja. “¿Llamaste a Seth?”
No dispuesta a bajar mi mano, asentí con la cabeza.
Sus ojos bailaron. “¿Te pareció sospechoso?”
“No,” dije de detrás de mi mano. “De hecho estaba con Boobs”.
Él parecía confundido. “¿Boobs?”
“Es una chica de New York,” expliqué.
“Oh.” Aiden se inclinó hacia atrás. “¿A qué te refieres con que él estaba con esta chica?”
“¿Qué te parece?” Bajé mi mano.
“Oh, Alex, lo siento.”
Hice una mueca. “¿Por qué lo sientes? Es ‘lo que sea.’ Seth y yo no estamos en una relación”. Pero él se había estado comportando así desde que había regresado al Covenant. Empujé eso de mi mente, centrándome en algo más importante. “Tengo que salir de la cama.”
Algo brilló en el rostro de Aiden y luego negó con la cabeza. “Alex, realmente no deberías hacerlo.”
“Es realmente necesario”.
Me sostuvo la mirada y luego pareció que lo conseguí. “De acuerdo, ven, deja que te ayude.”
La idea de él acercándose a mí cuando me sentía asquerosa no me atraía, pero no hubo chance de discutir. Aiden me ayudó a salir de la cama y luego insistió en guiarme hacia el pequeño baño. Casi esperaba que me siguiera al interior.
Cerrando la puerta detrás de mí, hice lo mío y miré la ducha con nostalgia. A Aiden le daría un ataque si la encendiera. Miré hacia la puerta, debatiendo si él se atrevería a entrar aquí. Aiden era demasiado santo.
Decidí probar esa teoría.
Al segundo después de abrir la ducha, él gritó. “Alex, ¿qué estás haciendo?”
“Nada.” Me quité la ropa, deseando tener algo limpio que ponerme.
“Alex” frustración coloreó su voz.
Sonreí. “Estoy tomando una ducha rápida. Estoy sucia. Necesito estar limpia”.
“No deberías estar haciendo eso.” La manija de la puerta tintineó. No estaba cerrada con llave. “Alex”
“Estoy desnuda”, le advertí.
El silencio y luego: “¿Se supone que eso debería hacer que no quisiera entrar ahí?”
Un rubor caliente cubrió mi cuerpo mientras miraba la puerta.
Hubo un suspiro audible. “Que sea rápido, Alex, porque voya entrar ahí si no has terminado en menos de cinco minutos”.
Tomé la ducha más rápida de mi vida. Me sequé y vestí rápidamente, me deleité en la sensación de estar limpia de nuevo, pero ducharse había consumido toda la energía que había en mí. Me senté delante del lavamanos porque el retrete parecía muy lejos, y empecé a cepillarme los dientes. Mi boca ya no se sentía como un mamut lanudo, pero volví a mirar el lavamanos y me di cuenta de que tenía que volver a levantarme. Deseé haberme quedado en la cama.
Sabía que él estaría a tu lado en el momento en que me fuera, haciendo su molesta cosa melancólica, tratando de encontrar una manera de estar contigo.
Cerrando los ojos, agarré el cepillo de dientes de plástico y extendí mis piernas.
Lo que sea. Tú estás allá. Yo aquí. Y en una semana o así, voy a estar de vuelta. Y nada de esto va a importar.
Pasta espumosa corría por mi barbilla. ¿No importaría porque Seth estaría alrededor? ¿O no importa porque en cinco semanas sería mi Despertar? ¿Era eso lo que Seth estaba tratando de decir mientras Boobs hacía lo que fuera que estaba haciendo?
“¿Alex?” Aiden llamó a la puerta del baño. “¿Estás bien ahí dentro?”
Incliné la cabeza hacia la puerta cerrada. Más pasta de dientes salió de mi boca. “Estoy cansada”.
La puerta se abrió. La mirada de Aiden cayó y sus cejas se levantaron. Una lenta sonrisa se apoderó de su rostro, suavizando la mirada dura que había en sus ojos desde que desperté. Aiden se rio.
Algo revoloteó en mi pecho.
“Reírse de una chica muerta no es agradable.”
“Te dije que deberías haberte quedado en la cama.” La luz no dejó sus ojos mientras se arrodillaba. Alargó la mano, limpiando la pasta de dientes de mi barbilla con el pulgar.
“Pero nunca escuchas. Aguarda.”
No era como si fuera a ir a ninguna parte, así que lo observé echar un vistazo al lavabo y luego ponerse en pie. Aiden desapareció de nuevo en la habitación y volvió con dos vasos de plástico y algunas toallas de papel unos pocos segundos más tarde.
Tomó el cepillo de dientes de mis manos y lo arrojó en el fregadero después de llenar el vaso.
“Aquí tienes”.
Con las mejillas encendidas, lo tomé y tomé agua.
Aiden me entregó otro vaso vacío.
“Enjuaga y repite”.
Lo fulminé con la mirada, pero secretamente hice una danza feliz en mi cabeza cuando él se echó a reír de nuevo. Una vez que no tuve pasta de dientes cayendo de mi boca y mis manos estuvieron vacías, Aiden se inclinó y deslizó cuidadosamente un brazo alrededor de mí.
“Puedo ponerme de pie sin ayuda,” me quejé.
“Claro que puedes.” El pelo de Aiden me hizo cosquillas en mis mejillas. “Es por eso que estabas sentada en el suelo del baño. Vamos, vuelve a la cama.”
La puerta de la habitación principal se abrió.
“¿Qué está pasando?” La voz de Marcus sonó a través de la habitación. “¿Alexandria está bien?”
Color carmesí manchó mi rostro entero.
“Ella está bien.” Aiden fácilmente me puso sobre mis pies. La piel sensible de mi estómago se estiró un poco, pero mantuve mi expresión en blanco. No quería que tuviera un ataque al corazón. Sólo está cansada”, continuó, sonriendo mientras me soltaba. “¿Estás bien para llegar de nuevo a la cama?”
Asentí con la cabeza. “No es mi culpa. Leon… Apolo -sea quien sea- no me arregló bien. Los poderes de los dioses…”
“Sí te arreglé, pero estabas muerta. Dame un poco de crédito”, dijo Apolo.
Salté, poniéndome la mano en el pecho. Apolo se sentó en el borde de la taza del baño, una pierna cruzada sobre la otra.
A mi lado, Aiden se inclinó rígidamente. “Maestro”.
“Oh, mi dios,” le dije. “En serio. ¿Estás tratando de matarme de nuevo, dándome un ataque al corazón? “
Apolo inclinó la cabeza ante Aiden.
“Ya te lo he dicho. No tienes que hacer eso de ‘maestro’ y eso de la reverencia conmigo.” Pequeñas chispas de electricidad bordeaban esos ojos totalmente blancos. “¿Por qué estás fuera de la cama? ¿No garantiza ser apuñalada algún tiempo de inactividad?”, sonrió a Aiden, que ahora estaba de pie. “Ella realmente es difícil de cuidar, ¿no es así?”
Aiden se veía un poco pálido. “Sí…”
“Yo… me sentía asquerosa.”
Apolo desapareció del cuarto de baño y apareció detrás de Aiden. Marcus dio un paso atrás, con los ojos muy abiertos. Se inclinó también, y yo realmente pensé por un momento que Marcus iba a caer de rodillas.
“Dioses”, dijo Aiden muy bajito mientras me conducía fuera del baño.
Me quedé mirando el dios descomunal en el rincón de la habitación mientras subía de nuevo a la cama. “¿Alguien sabía de esto?”
Apolo se deslizó a la cama. Era extraño mirarlo y ver algunas huellas de León. La cara era básicamente la misma, pero más refinada, más nítida. El cabello que parecía de oro hilado reemplazaba al corto pelo que le favorecía a Leon, cayendo justo por debajo de sus anchos hombros. Y parecía más alto, si eso era posible. Era dolorosamente hermoso, careciendo de los aspectos más ásperos, pero sus ojos… ellos me aterrorizaban. No habían pupilas o irises, sólo esferas blancas que parecían llenas de electricidad.
El dios del sol.
Estaba mirando al dios del sol… y sin embargo, era como mirar a León. Era extraño que un dios estuviera siquiera en la tierra, pero estar tan cómodo como Apolo parecía irreal.
Apolo arqueó una ceja mientras lentamente volvía la cabeza hacia Marcus.
“Sé que esto es un poco… chocante, pero lo que estaba haciendo requería que ocultara quién.”
Marcus parpadeó, como si él estuviera despertando de un sueño.
“¿Hay más como tú aquí?”
Apolo sonrió “Siempre estamos cerca.”
“¿Por qué?”, preguntó Aiden, arrastrando sus dedos por su pelo. Parecía un poco descolocado también.
“Es complicado,” Apolo dijo.
“Entonces, ¿fue León una persona real? ¿O tú tomaste el control de su cuerpo o algo así?”, doblé mis piernas debajo de la manta. “¿O has sido León todo este tiempo?”
Las comisuras de los labios de Apolo se crisparon. “Existimos ambos en el mismo cuerpo”.
Lentamente, me estiré y empujé su brazo. Se sentía como carne real, caliente y dura. Decepcionada, lo puyé[2] de nuevo. Estaba esperando que pasara algo increíble -celestial- al tocarlo. En su lugar todo lo que conseguí fue miradas extrañas de todo el mundo en la habitación, incluyendo a Apolo.
“Por favor, deja de tocarme,” Apolo dijo.
Agarré su brazo de nuevo. “Lo siento. Es sólo que eres real. Quiero decir, es sólo que yo pensaba que ustedes realmente no estaban aquí”.
“Alex”. Aiden se sentó en el borde de la cama. “Probablemente deberías dejar de tocarlo”.
“Lo que sea.” Dejé caer mi mano en mi regazo. Todavía tenía ganas de tocarlo, pensé, lo cual era muy raro. Yo como que quería frotarme sobre él como un gato o algo… lo que era aún más que extraño, un poco incómodo.
“Por lo general no”, dijo Apolo, frunciendo el ceño. “Cuando estamos en la tierra nuestros poderes son limitados. Todo sobre este lugar nos agota. Tenemos la tendencia a alejarnos y si les hacemos visita, es sólo por un corto tiempo”.
“¿Lo suficiente como para enrollarse con algunas chicas mortales?”
“¡Alexandria!”, espetó Marcus.
Apolo me enfrentó. “No. Nosotros no hemos engendrado a ningún semi-dios en siglos”.
Me estremecí cuando mi mirada se encontró con la suya.
“Tus ojos son en realidad condenadamente espeluznantes”.
Parpadeó, y en un nanosegundo, sus ojos eran de un cobalto brillante e intenso.
“¿Mejor?”
En realidad no. No cuando él estaba mirándome de esa manera. “Claro”.
Marcus se aclaró la garganta.
“Realmente no sé qué decir.”
Apolo agitó su mano con desdén.
“Hemos trabajado juntos durante meses. Nada ha cambiado”.
“No sabíamos que eras Apolo”. Aiden se cruzó de brazos. “Eso lo cambia todo”.
“¿Por qué?” Apolo sonrió. “Sólo no espero que estés tan dispuesto a entrenar conmigo ahora.”
La piel alrededor de los ojos de Aiden se arrugó al sonreír. “Sí, puedes estar seguro de eso. Todo esto es sólo… Quiero decir, ¿cómo no nos dimos cuenta?”
“Simple. No quería que ninguno de ustedes supiera nada. Hizo más fácil… adaptarse”
“Lo siento”, lo interrumpí. Apolo arqueó una ceja, esperando. Sentí mis mejillas encenderse. “Esto es realmente muy incómodo.”
“Dilo.” murmuró Apolo.
“Quiero decir, te he insultado de todas las formas. Múltiples veces. Como cuando te acusé de perseguir a los niños y niñas, y de cómo se convertían así mismos en árboles para escapar…”
“Como he dicho antes, algunas de esas cosas no son ciertas.”
“¿Así que Daphne no se convirtió en un árbol para alejarse de ti?”
“Oh, mi dios,” murmuró Aiden, frotando una mano a lo largo de su mandíbula.
Un músculo en la mandíbula de Apolo empezó a palpitar.
“Eso no fue culpa mía. Eros me disparó con una maldita flecha de amor. Créeme, cuando eres golpeado por una de esas cosas, no puedes evitar hacer ciertas cosas.”
“Pero cortaste un poco de su corteza.” Me estremecí de nuevo. “Y lo usaste como una guirnalda. Es como un asesino en serie tomando objetos personales de su víctima… o sus dedos.”
“Estaba enamorado”, respondió, como si estar enamorado explicase el hecho de que la chica se convirtió en un árbol para estar lejos de él.
“Ok. ¿Qué pasa con Narciso? El pobre chico no tenía idea…”
“Alexandria”, suspiró Marcus.
“Lo siento. Es que no entiendo por qué no ha intentado golpearme o algo así.”
“El día aún es joven”, dijo Apolo, sonriendo cuando mis ojos se abrieron.
Marcus me miró.
“Estás aquí a causa de ella.”
Apolo asintió. “Alexandria es muy importante”.
Esto era extraño para mí.
“Pensé que los dioses no eran fans de los Apollyons”.
“Zeus creó el primer Apollyon hace miles de años, Alexandria, como manera de asegurar que ningún puro resultara demasiado poderoso y amenazara a la raza mortal o a nosotros”, explicó. “Fueron creados como un sistema de control y equilibrio. No somos ni fans ni enemigos del Apollyon, pero los vemos como una necesidad que algún día será necesaria. Y ese día ha llegado.”