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El otro día estaba dando vueltas. Ya saben, mirando cosas que jamás compraré, mirando gente ver cosas que jamás comprará… ése tipo de paseo. Y me topé con la Panamericana, una de las librerías más importantes de Colombia porque es la más popular y la que tiene más sucursales en varias ciudades. Además de libros y útiles, venden revistas, aparatos electrónicos, dulces y hasta adornos de navidad. (Dije importante, no seria). 


En esas me tope con el estante de la foto, que muestra los 15 libros más vendidos del mes. No puedo describir lo que siento cuando veo ése Top, cosa que hago siempre que voy. Una y otra vez, me acerco a la vitrina con una extraña mezcla de temor y ansiedad, siempre intentando no perder la esperanza. Esta vez me fue particularmente difícil. Y les contaré por qué. 


El índice de lectura de mi país, igual que el de otros del continente, no es muy alto que digamos. La industria editorial tiene sus debilidades y los libros, en general, son costosos. Muy costosos. Para que se hagan una idea: un libro promedio cuesta, no sé, $50,000 pesos colombianos. Eso vendría a ser como $26 dólares. Parece mucho comparado con los precios en Estados Unidos y Europa, ¿no? Lo es. Pero, ¿y si les dijera que con lo que cuesta un libro promedio se pueden pagar alrededor de 33 trayectos en bus? ¿que representa 1/11 del salario mínimo vigente de este año -$589,500, según el Banco de la República-? ¿que $50,000 es más de dos veces el salario mínimo diario -$19,650-?

La elección es clara para gran parte de la población: comer o leer. Al menos si se desea poseer libros propios. El problema, no obstante, es que para la mayoría ni siquiera hay una elección por hacer. La mayoría ni siquiera se cuestiona si debería gastar dinero en libros, porque la mayoría no lee. 1.9 libros al año es el promedio de la población mayor de 12 años, según el DANE, lo que para mí se traduce en nada. Nada. Punto. 


Por eso ése Top 15 es la expresión de los hábitos de lectura de la minoría colombiana. Una minoría por partida doble: no sólo leen, lo que ya dice mucho, sino que desean y pueden poseer libros propios [1]. Esta minoría es la que posee acceso a la educación superior privada y mayores recursos. Seguramente es la población profesional del presente y del futuro. Me atrevería a afirmar, además, que diciembre es la época en la que más se compran libros, por razones obvias. 


Si hay un Top que representa adecuadamente lo que más se lee en Colombia, al menos fuera de las bibliotecas y de la academia, es este. ¿Por qué, entonces, los primeros doce libros son estos? Encontrarán el título, autor y un fragmento del resumen a continuación:


1. Salvando vidas – José Fernández
Fernández, más conocido como ‘El Entrenador’, superó el sobrepeso y logró otros importantes beneficios para su salud, experiencia que llevó a la literatura y que hoy replica en su columna de la revista People en español y en su blog en la web. ‘El entrenador’ explica que el daño que se le hace al cuerpo con ciertas comidas no tiene que ver con los alimentos que se consumen sino con la manera como éstos se preparan. Escuche aquí sus consejos y trucos para hacer más saludable la alimentación y llevar una vida sana.

2. ¿Por qué le pasan cosas malas a la gente buena? – Iván Gutiérrez
Un libro lleno de testimonios, conocimientos, gozo y esperanza, que ha ayudado a entender, sanar y cambiar la vida me muchas personas , como también de sus familias.

El autor de estas páginas nos refiere cómo él, y otros, sanaron de raíz los sentimientos de soledad, miedo y pesimismo; los complejos, los resentimientos, la ansiedad y la depresión que en algunos momentos de sus vidas los aquejaron y el porqué a veces tan fácilmente se nos escapan esa paz verdadera y esa felicidad profunda que tanto anhelamos.

3. La prueba del cielo – Eben Alexander
La prueba del cielo, escrito por el doctor Eben Alexander, es un libro de autoayuda que ha revolucionado el eterno conflicto entre ciencia y fe, el viaje de un neurocirujano a la vida después de la muerte, una historia real que nos ayudará a comprender qué nos espera más allá de la vida. Miles de personas en todo el mundo a firman haber tenido experiencias cercanas a la muerte y haber visitado el cielo. Hasta ahora, la ciencia siempre había estado ahí para rebatirlas… La prueba del cielo te asombrará y te cambiará la vida. El doctor Eben Alexander ha ejercido como neurocirujano académico durante los últimos veinticinco años, quince de los cuales ha estado en el hospital Brigham and Women´s, en el Children´s Hospital y en la escuela de medicina de Harvard. «El 8 de noviembre de 2008 me desperté con un terrible dolor de cabeza que en apenas dos horas desembocó en un derrame cerebral. Caí en un coma profundo, y durante siete días permanecí en ese estado, durante el cual viví una experiencia increíble y fuera de este mundo. El lugar en el que estuve es un sitio maravilloso, reconfortante y lleno de amor. No tengo miedo a morir porque ahora sé que no es el final.»

4. Cincuenta sombras de Grey – L.J. James
¿Tengo que poner la sinopsis? Eso pensé.

5. Los cuatro acuerdos – Miguel Ruiz
Una guía práctica para la libertad personal. El conocimiento tolteca surge de la misma unidad esencial de la verdad de la que parten todas las tradiciones esotéricas sagradas del mundo. Aunque no es una religión, respeta a todos los maestros espirituales que han enseñado en la tierra, y si bien abraza el espíritu, resulta más preciso describirlo como una manera de vivir que se distingue por su fácil acceso a la felicidad y el amor.

6. Inferno – Dan Brown
En su fascinante nuevo thriller, Brown recupera su esencia con su novela más ambiciosa hasta la fecha. En el corazón de Italia, el catedrático de Simbología de Harvard Robert Langdon se ve arrastrado a un mundo terrorífico centrado en una de las obras maestras de la Literatura más imperecederas y misteriosas de la Historia: el Infierno de Dante.

7. Cosas de niñas – Maria Villegas y Jennie Kent
Bellamente ilustrado, este libro aspira a llenar el vacío existente en la literatura para mujercitas pre-adolescentes. Lleno de consejos, actividades, recetas, quizzes, ideas, información de género y muchas otras cosas de niñas, resulta una guía útil sobre esos temas que a menudo cohíben a las niñas y a los padres.

8. La tormenta – German Castro
La Tormenta es una crónica a la indefensión. En el estilo inconfundible de Germán Castro Caycedo, el libro retrata de manera dramática las historias de cuatro mujeres que en diferentes momentos fueron atropelladas cruelmente por alguno de los actores armados del país. Pero al mismo tiempo es un canto a la esperanza porque las protagonistas de cada relato se resisten hasta el heroísmo ante la violencia desbordada. La Tormenta nos sumerge en los confines del dolor y al mismo tiempo deja una rendija de luz, de esperanza.

9. Bajo la misma estrella – John Green
(Sólo por si acaso)
A Hazel y a Gus les gustaría tener vidas más corrientes. Algunos dirían que no han nacido con estrella, que su mundo es injusto. Hazel y Gus son solo adolescentes, pero si algo les ha enseñado el cáncer que ambos padecen es que no hay tiempo para lamentaciones, porque, nos guste o no, solo existe el hoy y el ahora. Y por ello, con la intención de hacer realidad el mayor deseo de Hazel -Conocer a su escritor favorito-, cruzarán juntos el Atlántico para vivir una aventura contrarreloj, tan catártica como desgarradora.
10. Las lunas de Júpiter – Alice Munro
Parte del furor post-Nobel, obviamente. Ni yo sabía quién era Munro antes de eso.
Los cuentos de Las lunas de Júpiter indagan en la vida de mujeres atrapadas en la rutina, invisibles, abnegadas y aparentemente conformadas con ser un mero satélite del marido o el padre enfermo al que cuidan, pero esperando, siempre, encontrar un instante de pasión, por breve que sea, que devuelva un poco de brillo a su e xistencia. Munro nos ofrece un catálogo de mujeres al borde del abismo: frías, infieles, insensatas o desesperadas, pero todas tocadas por un pálido rayo de esperanza.

11. Pa que se acabe la vaina – William Ospina
Ospina hace un recorrido por la historia política, económica, social y artística de Colombia para explicar de dónde vienen los problemas que enfrenta el país hoy. Desde las fratricidas guerras civiles del siglo XIX hasta el predominio sin entrañas de las corporaciones multinacionales del siglo XXI, el autor une un evento con otro de manera magistral para pintar un panorama excepcionalmente claro de lo que ha sido Colombia y la idiosincrasia de sus habitantes.

12. One Direction, la biografía no autorizada – Danny White
Sin comentarios.

Creo firmemente que los libros son una expresión de identidad y de intereses. Visto así, la minoría… la élite colombiana, esa que tiene el presente y el futuro de Colombia asegurado, lee sobre todo libros de autosuperación. Erótica. Lo que está de moda. Lo que es internacional, lo deseable. Los jóvenes, también, leen las tendencias internacionales -léase John Green, independientemente de lo que piense de Bajo la misma estrella, y la biografía de un grupo adolescente inglés. Eso o cómo usar toallas higiénicas y poner la mesa (creánme, yo también tuve mi copia de Cosas de niñas). Colombia lee lo ajeno.


De estos primeros doce libros sólo puedo rescatar dos: el de Germán Castro y el de William Ospina. Ambos periodistas colombianos, ambos unos maestros en el arte de escribir. Ospina, uno de mis ídolos y en el onceavo lugar, y Castro, en el octavo, son la única expresión de la preocupación de los colombianos por Colombia, por sí mismos. De su preocupación por su historia y por su futuro; no por su apariencia, sus vidas pasadas, cómo lograr el étsito o por lo que se lee en el mundo desarrollado. Son una luz en medio de la oscuridad que es la ignorancia y la falta de identidad de este país desmemoriado.


Sólo por Ospina y por Castro tengo esperanzas, en esta noche fría de vísperas de Navidad, de que Colombia pueda enfrentarse algún día al espejo y ante el mundo como ella misma, no como una imitación pobre y “cafetera” de los países del otro hemisferio. Sólo por ellos creo que podremos, algún día, convertir esa minoría en una mayoría informada y crítica. Lectora, en el verdadero sentido de la palabra. Y colombiana.


Sólo por ellos podré enfrentarme después, en enero, al nuevo Top. 

Nos veremos entonces.

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[1] Ahora, es cierto que Bogotá, al menos, la capital y la ciudad en la que vivo, posee una red de Bibliotecas públicas. Técnicamente, es posible leer sin comprar libros, pero no me me referiré aquí a la asistencia ni en el rol de estas bibliotecas, porque sería un tema de nunca acabar y porque quiero centrarme en lo que ése aparentemente inocente Top 15 significa.

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