TEASER. Cassie Palmer #6: Tempt the Stars, de Karen Chance
</div>
DISCLAIMER
Este es un fragmento que yo misma elegí y traduje con un único objetivo: que las fans de Pritkin sufran tanto como yo. Oh, y hay muchos spoilers. Muchos.
Sexto (y más frustrante) libro de la serie. Detalles y descarga aquí.
—¿Cómo puedes decir eso? —le pregunté a Pritkin—. ¿Cómo puedes rendirte sin más?
—No me estoy rindiendo. Estoy aceptando la realidad.
—¿Qué realidad? ¡No quieres volver allá! Y te necesito…
—No me necesitas, como has dejado claro en estos días. Si puedes colarte en la corte de mi padre, luchar con los guardias del concejo, forzar una reunión… —se pasó una mano por el cabello—. Estarás bien, Cassie.
—¡No! ¡No lo estaré! Te necesito…
—¿Por qué? ¿Qué puedo darte que otros no?
—¿Qué?
Inesperadamente, unos ojos verdes quemaban los míos.
—Es una pregunta simple. Dijiste que me necesitabas. ¿Por qué?
—Te-te lo dije. Este trabajo…
—Lo manejas admirablemente.
—¡No es cierto! ¡Ni siquiera pude encontrar a mis padres sin ayuda!
—Hay otros expertos en demonios. Jonás, por ejemplo.
—¡Pero te necesito a ti!
De repente, Pritkin me estaba acorralando contra la mesa. No como había hecho su padre, en un arranque de ira, sino lenta, despiadadamente. Tanto que yo seguía tropezándome con sillas.
—Entonces dame una razón.
—Yo… hay tantas…
—Nombra una.
—Puedo nombrar cien…
—No pedí cien; pedí una. Y no me la puedes dar.
—¡Claro que puedo!
—¡Entonces házlo!
—Yo… —Lo miré porque parecía haber mucho dependiendo de mi respuesta. Quizás todo. Y no sabía lo que él quería oír porque le había dicho la verdad. Había literalmente tantas cosas que no sabía por dónde empezar. ¿Cómo podía no ver todas las maneras en que había cambiado mi vida? ¿Cómo podía no saber…?
Pero no lo hacía. Lo supe por la manera en que volvió la cara aunque yo seguía ahí. En la forma en que cerró los ojos. En la pequeña sonrisa de burla hacia sí mismo que jugaba en sus labios que no entendí pero que supe que no podía ser buena.
Tenía que decir algo, y tenía que ser lo correcto y no sabía…
Los ojos de Pritkin se abrieron pero no pude leer su expresión. Por una vez, el rostro que normalmente estaba lleno de miles de emociones estaba… en blanco. Resignado. Ya se estaba distanciando, ya me estaba dejando de todas las formas que importan incluso antes de que su cuerpo saliera por esa puerta.